Quiero confesar
que cuando tenía alrededor de 7 a 8 años un familiar se tomo la molestia de
notificarme 2 cosas:
1:Santa
Claus no existe.
2. 2:El
mundo acabaría en el 2000.
No niego que lo
de Santa Claus me dio duro y restó credibilidad en mis padres. Cabe mencionar que
los Reyes Magos se fueron enredados lógicamente, pero lo que realmente me quito
el sueño por muchos años fue el asunto del fin del mundo.
Como buen Boricua
que no lee instrucciones, fui a la Biblia y busque sus páginas finales donde
habla de los últimos días apocalípticos.
Me dormía
pensando en el miedo de estar encerrado en un ataúd por la eternidad, pensando
que habría después de la muerte; ¿El limbo?, ¿Pasas a otra vida?, ¿Subes al
cielo o bajas al infierno?, ¿Que es el purgatorio?
Pensaba en el
juicio final con sus trompetas, lluvias de azufre, jinetes y bestias de múltiples
cabezas.
Recuerdo más adolecente
ver las predicciones de Nostradamus y escuchar como hablaba de una 3era guerra mundial
nuclear comandada por un rey del oriente.
A los pocos años dio comienzo la guerra Tormenta del Desierto. Mis pensamientos y preguntas se acostaban
junto a mi almohada otra vez; Yo no quiero ir a la guerra, No quiero matar a
nadie, ¿Dios me juzgara si mato a alguien por estar en una guerra?, ¿Si no me
enlisto, no tendré beca y puedo ir preso?, etc.
Nuevamente, usted
preguntará: ¿Pero, porque no medican a este tipo que habla tanta incoherencia y
simplemente no se deja seducir por el media y se monta en el río loco de la vida
donde vamos todos en una balsa con cientos de remiendos?
Finalmente, todo
esto repercute en que en estos días que se habló por doquier del fin del mundo
pautado por los Mayas para ayer 21 de diciembre de 2012, y a solo 4 días de la
Navidad, mi cerebro que había guardado esta dos noticias traumatizantes en el sótano
de mi psiquis, prendieron como luces intermitentes.
Y me pregunté:
¿Un niño de esa edad
debe pensar en estas cosas?
¿Debe un niño preocuparse
por su futuro o simplemente debe vivir su presente y aprender de su pasado?
Un niño debe
sentirse protegido y amado por sus padres desde el momento que ya es un alma y
comienza a crearse en el vientre de su madre.
Un niño debe aprender
valores no por la televisión, ni por el gobierno, debe aprenderlo de sus padres
que son su primera autoridad.
Un niño debe ser
INOCENTE y es uno de nuestros mayores retos.
“War is no place for a
child, especially if hes rollin’ with an AK and a smile…”
Smile, K’naan
Dios cuida a
nuestros niños que tienen que comportarse como adultos en un mundo de adultos
que se comportan como niños.
QJB!!